REVISTA CANECALÓN – LA REVISTA DE COMUNICACIÓN DE PELUCA FILMS

NÚMERO 8

SEPTIEMBRE OCTUBRE 2005

BUENOS AIRES


BACKSTAGE: CLAUDIA SANTANERA

TEXTO EUGENIA GIAYETTO[1]


CUNA Y BÓVEDA VUELVEN A MIRARSE                                                     





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Tartaruga[3] fue por “casualidad”, en su carácter de objeto insignificante, la excusa perfecta para la creación literaria. Descubrió en una lámina escolar a este personaje con quien transitar los enigmas de su caparazón en el suelo de la poesía.

Santanera trabaja entre rodeos y aproximaciones, a la manera de un observador, cámara en mano.

En el primer acercamiento la imaginó como una media esfera e inmediatamente le vino la urgencia de completarla. Así la hizo caminar en  el desierto y la redondez de la tierra fue su posibilidad esférica, después en el agua, en el aire, en el tiempo.

 

“Tartaruga, recortada en la inmensidad instaura otro plano de tensión entre lo pequeño y lo inconmensurable.

Una porción de mundo a ser revelada. En un paisaje vacío, abandonado, deshabitado. Nada a su alrededor, sólo ella y su deseo de seguir adelante, de salvación, de búsqueda de alimento”.

“Tartaruga es fruto de una larga y única toma en cámara lenta. Una lente insomne que traspasa la superficie, las pieles y las costras.

La cámara no se mueve, se mueve el objeto, se suceden los ciclos. Día-noche, invierno-verano como solución química y vital. En la alternancia, el objeto nace, inventa su alfabeto, se disuelve, estalla…”

 

Hablamos de su necesidad de aislarla, de recortarla del resto de los de su especie. De ponerla a salvo de las fauces de la CULTURA y sus miedos más ancestrales: la vejez, la estructura física prehistórica, sus gritos, la imposible relación de su apariencia con algún referente doméstico: “la querés  acariciar como a un gato, pero no se puede… “me decía…, su incapacidad de mirar para atrás, de volver sobre sus pasos.

La lente de la cámara se abre, se acerca al foco. En los libros de zoología encontró la evolución trunca de estos especímenes comparados con la de otros reptiles que lograron volar. Se entristeció, se preguntó por qué sus aletas no podían ser alas. “La tortuga es escritora” …me dijo…

 

“Tartaruga es tortuga en italiano, en catalán antiguo.

Tartaruga como una forma de evocar la especie y nombrar la diferencia.

Única, solitaria, errante.

Esta tortuga tiene un nombre propio.

Es una palabra que empieza doble tar, tar, que se demora, que vuelve sobre ella.

Una tortuga escrita. Un dibujo en el papel.

La misma en otra toma, con más o menos luz; el desierto, el patio, un charco.

Tartaruga encuentra en el nombre una nueva forma de ocultamiento”.

 

Acercarse a la modalidad de producción de esta escritora es un hecho de riesgo. Obliga de manera irreductible a implicarse en el paisaje. Nunca desde una perspectiva pasiva. Caminar los pasos de su proceso suponen el paisaje, el abrigo y el calzado apropiados. Santanera es profunda y Tartaruga es una expedición a nosotros mismos. Su nacimiento se siente desde el grito del alumbramiento hasta el silbido imperceptible de la evaporación de su cuerpo.

¿No somos, acaso muchas veces, nosotros mismos, ese ser milenario que escribe en la arena sin poder descifrar los signos de esa búsqueda imperiosa que nos impone nuestra real incompletud?

 

“ …En el transcurso indeterminado del tiempo, sobre una suerte de continuo melódico se desplaza,

ronda la tortuga, en la permanente tensión movilidad-inmovilidad. Por momentos todo se ilumina,

la luz cae sobre la grieta, cenital, lateral, interior.

Nuestra mirada no es posible, sólo es voluntad de ver, los fractales saltan y enceguecen, sólo

Podemos acceder a los fragmentos dispersos del todo.

En este sentido no hay principio ni final. Una sucesión de versos sin título, versos separados por

Respiros, parpadeos. Los silencios que construyen, los ecesarios.”

 

Ficha técnica

 

La conocí hace diez años a propósito de una edición que concluyó en un libro de factura artesanal, premiado y agotado, en donde ella había guiado, con un equipo de trabajo, la producción escrita de poesías de alumnos de grados de una escuela municipal.

“Nací alumbrada por soles de noche”. Me cuenta Claudia Santanera, quien nació y vive en Córdoba, en la que formó su vida personal y académica.

Muy escritora y lectora desde chica, fue armando su biblioteca de preguntas en las colecciones de Aguilar y en los libros de pintura y arte que habitaban su casa de infancia. Después, la Escuela de Letras en el tiempo de las aulas oscuras de nuestra historia y una especialización en el Centro de Investigaciones Lingüísticas que no alcanzaba para acercarla a sus intereses.

A los 30 años toma la decisión de escribir como una voluntad de hacer obra literaria. Desde hace tres años concurre a los talleres de Arturo Carrera.

 

[1] Eugenia Giayetto es co-directora de Ingenio Papelero editorial, Córdoba.

[2] Fotografía tomada por Adriana Bustos.

[3] Tartaruga. Alción Editora, Córdoba, 2004.