Dolcezza al cuor

Nahuel Vecino
Museo Emilio Caraffa – Sala 1
Córdoba
Del 23 de mayo al 23 de Julio de 2013

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DOLCEZZA AL CUOR

Sobre las cenizas de los astros, descansan las frágiles cabezas. Botellas vacías,
locura, es todo lo que ha quedado del castillo que habitaron. Relucen sus coronas, en
los himnos de su sangre oscurecida. Cuál fue el sueño, cuál la fascinación de la
existencia? La juventud del rostro para siempre separada de estos cuerpos. Miramos
las cabezas esparcidas, tropezamos con nuestra propia imagen; y en el sabor de su
claro maquillaje, encontramos junto a ellas, la mirada de consuelo. Orfebrería de
Orpheos. Bellos, niños, en las antiguas costas forman constelaciones guardando los
ordenamientos y distancias convenidas. Han bebido la gota de la nada, han quitado
una gota al mar, para yacer sin su tumba a nuestro lado.

Restauran la memoria en su pureza. En la aún más diáfana, claridad de los paisajes
en el momento de la aurora. La madre, el padre. La familia espera y posa. Llegará el
día en que se cuelguen los retratos que los conservan indivisos. La última verdad de
su esplendor. Dionisos, Ifigenia, Helena, Nahuel. Hablan un criollo hecho de otras
lenguas. El lenguaje de un mundo real que restituye las preguntas a los sedimentos
más profundos y dispares del dibujo y la pintura. Temple, tintas, óleos y sanguinas.
Incesante búsqueda y vértigo entre las técnicas y ritmos de la representación en su
plena vitalidad. Mestizas costumbres en los rostros, en la escena, en los paisajes.
Michoacán, Pompeya, Grecia en la Buenos Aires del 2000. Berni en los ojos sagrados
de los protagonistas. Star Wars en sus elegías de amor y de guerra.

Dante aseguraba que “quien pinta una figura / si no puede serla, no puede hacerlo.”
En el joven rostro del retrato de El Fayum, vio Nahuel Vecino una piedra angular de su
museo personal. Y en ese rostro la síntesis de todos, de allí su conmoción y acuerdo.

Dolcezza al cuor es un concepto italiano que describe la sensación estética
relacionada con la capacidad de sentir como propias las instancias sublimes o
dramáticas de otras existencias. Dignidad esencial de lo humano, dice Nahuel Vecino.
Dignidad esencial de lo humano, que su obra advierte, y no traiciona.