Azules líneas rojas | Cinco días con el dibujo

Ciclo que piensa en el dibujo como un punto de partida en expansión hacia diferentes zonas de contacto con otras disciplinas.Propone un recorrido que incorpora la diversidad de materiales y posibilidades que el dibujo ofrece, como escultura, caligrafía, partitura, fotografía, juego o trazo.

Con la participación de Alfredo Prior, Gyula Kosice, Alan Courtis, Mirtha Dermisache, Guillermo Daghero, Colectivo de Copistas, Claudia del Río, Adrián Bertol, Beto De Volder, Alejandra Recosta, Francisco Garamona, Marina de Caro, Kazuyo Natsume,Natalia Pittau, Gabriel Orge y la banda Súper Siempre.

Centro Cultural España-Córdoba

Co curadora – Andrea Ruiz

Córdoba

Del 2 al 6 de junio de 2010

Texto de Claudia Santanera

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AZULES LÍNEAS ROJAS

Cuenta la leyenda popular que Fu- Hsi, inventor mítico de la escritura china, se inspiró en las huellas dejadas por los pájaros y las tortugas sobre la tierra para desarrollar un sistema de escritura hecha de signos más o menos figurativos. Los mismos representan cosas, seres o fenómenos de la naturaleza captados por los cuatro ojos con los que Fu- Hsi podía observar en forma simultánea el cielo y la tierra. La tradición se revela así, en esos primeros gestos de escritura atraídos por aquellas huellas. Mucho tiempo después, hacia el primer tercio de 1610, se publicaba en Venecia el Sidereus Nuncius, una obra en la que Galileo Galilei comunicaba al mundo sus descubrimientos sobre los astros que rodean a Júpiter y exponía, a través de ilustraciones y gráficos, diferentes fenómenos celestes, como resultado de sus observaciones astronómicas realizadas con el telescopio de Padua.

Sobre papel vegetal y con precisos trazos de acuarela, Galileo dibujó la luna, resaltó con variedad de ocres, sus fases, perfiles, manchas y cráteres.

Tal vez otros observadores del momento, menos hábiles en las artes del pincel y del grafito no alcanzaron a advertir las sutiles derivaciones de la sombra y el color sobre la forma; sin embargo, fue la íntima vocación por el dibujo, su gran destreza, la que condujo a Galileo a representar con tal perfección sus observaciones y abrir camino hacia las novedades de la ciencia en el siglo XVII.

En ambos casos, posteriores estilizaciones, simbiosis o desarrollos dieron oportunidad a diferentes maneras de avanzar sobre el conocimiento del orbe y la realidad a partir de la inscripción de esos primeros grafismos y dibujos.

Hay algo de impureza en esos lenguajes que procuran representar el origen de lo que no encuentra su anhelado fin. El presente se insinúa, mientras sigue atentamente el destino de esas líneas que imaginan la mano que dibuja.

 

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Con dos versos paralelos a lo que podríamos suponer una línea de flotación, introduce Kosice sus Tiempos de Hidroespacio, y localiza la inmediatez de ese punto de inicio, sin límites ni conductas fijas entre los elementos.

De la tortuga a lo escrito, de aquellos dibujos perdidos del Mensajero sideral que no abandonan el relato de la movilidad de los planetas hacia las mixtas combinaciones del arte de nuestros días.

¿Dónde y cuándo se pueden fijar las diferencias que sacuden las filiaciones? Nuevos Galileos, inventores de escrituras y hábitat sonoros, azules líneas rojas reiteran la amplitud de los ángulos y reflejos.

Se nombran esculturas, caligrafías, partituras, luces, juegos perdidos en las apariencias de lo que los identifica y los conmueve.

http://www.ramona.org.ar/node/32215